Tal y como se define en el interesante libro titulado Open Government coordinado por César Calderón (@cesarcalderon) y Sebastián Lorenzo (@smlorenzo) y editado por @algoneditores, un gobierno abierto es aquel que entabla una constante conversación con los ciudadanos con el fin de oír lo que ellos dicen y necesitan, que toma decisiones basadas en sus necesidades y preferencias, que facilita la colaboración de los ciudadanos y funcionarios en el desarrollo de los servicios que presta y que comunica todo lo que decide y hace de forma abierta y transparente. Con el avance tecnológico que ha propiciado la web 2.0 o web social y la extensión de internet como red global es posible comenzar a poner en práctica este modo de gobierno de forma masiva y con unos costes asumibles.



A través de internet y de la web social, es el ciudadano, el individuo, quien puede tomar el poder, organizarse y tejer redes sociales para una reivindicación concreta. El ciudadano ha dejado de ser el sujeto paciente de las políticas públicas. Asimismo, los gobiernos pueden cumplir con su deber de transparencia hacia la ciudadanía estableciendo canales abiertos de información, colaboración, participación y servicio al ciudadano. Existen ya algunos ejemplos de utilización de la tecnología web 2.0 con fines electorales por parte de determinados políticos como la web del presidente electo Barack Obama cuando aún era candidato a presidente de los Estados Unidos (ver) o la utilizada por la presidenta de Argentina Cristina Fernández bajo el lema #sumateacristina (ver). Sin embargo, no tan lejos podemos encontrar buenas experiencias de gobierno abierto canalizadas a través de internet y de webs 2.0 como la web de gobierno abierto del gobierno vaso IREKIA (ver) o incluso las aplicaciones para móvil del gobierno de Navarra “Navarra responde” que pretende facilitar el trámite para solucionar las incidencias que los ciudadanos puedan tener en toda Navarra includa en su plataforma de gobierno abierto (ver).

En este sentido, no es descabellado pensar en el desarrollo de esta modalidad de gobierno a través de estas herramientas o similares en un sector tan importante como el agroalimentario. Igual que el conjunto de ciudadanos clama cada vez más por que sus opiniones sean tenidas en cuenta en la toma de decisiones que les afectan, los distintos agentes, organizaciones, asociaciones y personas individuales que trabajan a este sector, sobre todo aquellas que residen en el medio rural alejados de los lugares donde se toman las decisiones que les afectan, anhelan mecanismos ágiles de participación donde canalizar sus opiniones y conseguir que éstas sean tenidas en cuenta por los políticos que trabajan por defender sus intereses. Por suerte la herramienta está creada. El portal WWW.CHIL.ORG es el marco adecuado para poner en marcha este novedoso modo de hacer política basada en tres principios fundamentales: transparencia, participación y colaboración. El quipo del Ministro Arias Cañete tiene en su mano ponerlo en marcha. Ahora sólo falta voluntad política. El open government o gobierno abierto en agricultura es perfectamente posible. Y muy necesario.